No me gusta tener expectativas antes de comenzar una
lectura, porque normalmente éstas quedan muy por debajo de la que al final nos
parece. Y esta ha sido una de esas veces. Se trataba del primer libro que me ha
acercado a Tim Powers, autor de Las Puertas de Anubis que tanto me
recomendaban. Pensé que, al tratarse de una historia de piratas y fantasía, era
lo más conveniente para asomarme a la literatura de este autor. Pues no lo ha
sido. Vuelvo a repetir, como en otras ocasiones, que normalmente mis reseñas
están escritas con el corazón más que con la cabeza. Y en este caso el corazón
no me ha latido. No he logrado conectar con la historia y, menos, con los
personajes, a excepción de Davies y, en algunos momentos, con Barbanegra. El
resto ha pasado ante mis ojos sin pena ni gloria, incluso en alguna ocasión
deseaba que acabasen con los dos “enamorados”. Por cierto, que su relación
también me ha parecido más falsa que un doblón del rey Felipe VI.
Luego demasiada terminología marinera. Si la historia me
hubiera parecido interesante hasta lo hubiera agradecido, como me ocurrió
leyendo Piratas de Vázquez-Figueroa (libro que aprovecho para recomendaros, al
igual que su autor). Pero es que solo tenía ganas de que todo saliera mal y,
por fin, acabaran con Shandy y Beth. Y la búsqueda/ persecución larga, muy
larga. La historia había empezado bien y prometía mucho, pero se ha desinflado
y ha terminado siendo monótona, con algunos momentos en los que daba la
impresión de que iba a remontar, para acabar seguidamente con esta esperanza. Y
ese previsible final con el héroe resurgiendo del agua con un elemento que le
permite vencer, tan en la línea del viaje del héroe.
En resumen, una oportunidad desperdiciada para haber logrado
un buen relato de piratas.