Cuando una portada te promete más de lo que te da.
No
es que esperara un libro de los que pervive en tu recuerdo. Solo
buscaba entretenimiento dentro de una historia de ciencia ficción. La
portada me prometía aventuras, acción; al modo en que me dio una y otra
cosa El despertar del leviatán de James S. A. Corey, no esperaba más...
ni menos.
Parte de una premisa que ni siquiera es original, como
el mismo autor confiesa. Se basa en la idea de El hombre en el castillo
de Philip K. Dick. Una ucronía en la que no son los aliados los que
ganan la Segunda Guerra Mundial, si no que, en el caso que nos ocupa, es
Japón uno de los vencedores. Podría aceptar la falta de originalidad si
me hubiera dado lo que me prometía: acción, pero esta está distribuida
de forma muy irregular a lo largo del texto. En unos momentos parece que
estamos ante una película de acción que nos puede incluso llegar a
recordar a Blade Runner o El quinto elemento por la variedad y colorido
de sus personajes, pero me ha parecido una acción artificial. Era como
si realmente estuviese leyendo el guion de una película y no una novela.
Más interesado su autor en describir lo variopinto de su entorno que en
encuadrarnos la acción.
Junto a estos momentos de acción o,
incluso entre ellos, nos introduce casi monólogos que son más
reflexiones y justificaciones de los personajes en voz alta que un
diálogo con sus interlocutores. Estos, a veces, son simples excusas para
que el personaje nos cuente lo que piensa y por qué actúa así.
Luego
están esos personajes que solo aparecen para ayudar a los protagonistas
a solucionar un problema para el que no tienen solución por sí mismos.
Simples instrumentos que no aportan prácticamente nada más a la acción.
Siguiendo
el hilo de los protagonistas, no he conseguido empatizar con ninguno de
ellos. No parecen personajes reales; su forma de actuar es muy errática
y no convencen totalmente con sus motivaciones. Motivaciones que,
varias veces, tienen que explicar a través de esas "conversaciones" de
las que he hablado por no quedar claras por su forma de actuar.
Resumiendo,
mi crítica termina con la frase que he escrito en primer lugar y que
describe muy bien lo que me ha parecido: cuando una portada te promete
más de lo que te da.
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