Una delicia de libro este de Genki Kawamura. Breve, de poquitas páginas, pero que resulta ser un gran libro.
Tenemos a un cartero al que le han diagnosticado una enfermedad terminal. No descubro nada, porque esto lo conocemos ya en la primera página. Dicho así, podría parecer que nos enfrentamos a un drama, pero la forma en la que el protagonista lo encara parece más una farsa que una desgracia. No empatizamos en ese momento con él, simplemente nos resulta incluso divertido pues, al modo de un extraño Fausto, se descubre discutiendo con el diablo sobre un posible trato a cambio de su vida. Nada más fácil de cumplir que deshacerse de algo que considere innecesario… o no.
A través de sus reflexiones para sellar el trato, nos comenzamos a dar cuenta de las cosas innecesarias que nos rodean y que consideramos esenciales. O, por el contrario, otras que ni siquiera repararíamos en ellas, son las que llenan nuestras vidas y las hacen más completas de lo que creeríamos y son por las que lloramos si las perdemos.
Una novelita que nos sumerge cada vez más en la reflexión sobre nuestas vidas y en lo que realmente deberíamos considerar necesario para que fuera una vida plena. Una novela que es como el aire que nos remueve el alma y nos deja un poso de reflexión. No siempre los libros largos son los mejores.
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