La historia de tres mujeres de la misma
familia contada por ellas. Amy Tan nos lleva desde una China, plagada de
supersticiones y con tintes sobrenaturales en la que conviven realidad y
espíritus, hasta terminar en el mundo actual. Pero, sobre todo es la
historia de una madre y de su hija, y del descubrimiento de esta última
de la verdadera madre que se esconde tras esa fachada. El conflicto
entre ellas y la paz final.
Se pueden ver como dos partes muy
marcadas que son la historia de la hija y el resto de la novela. Parece
más real, más personal, como si Amy Tan nos estuviese contando sus
propias experiencias. Experiencias que podemos reconocer como propias e
identificarnos con muchas de las situaciones planteadas. Con muchos de
los sentimientos de esa hija ante una madre fuerte y algo distante. En
esos momentos, la autora parece dejarse llevar por sus propios
sentimientos y eso se nota. Consigue llegarnos profundamente. El relato
se enriquece y gana profundidad. Algo que no puede conseguir con el
resto de la historia que cuenta con una especie de distanciamiento, no
sé si por la propia personalidad del personaje narrador o por no ser
totalmente coincidente con la propia autora del libro.
Tal vez peca de excesivamente largo en
algunos momentos, pero es plenamente recomendable su lectura. Una novela
que, a través del relato de las vidas de esas mujeres, se descubre un
trasfondo lleno de fuertes sentimientos que van aflorando en
determinados momentos. Una historia de relaciones materno filiales más
que la narración de unos hechos.
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