Al tratarse de una recopilación de cuentos encontramos
relatos que sobresalen por encima del resto. Los “Cuentos de amor” de Jun'ichirō
Tanizaki recogen once piezas cuyo hilo es el amor. Pero este amor no es el
típico que podríamos esperar. Se tratan temas de fetichismo, triángulos
amorosos (hasta cuadrados amorosos), amor hacia los animales, celos, masoquismo
e incluso podríamos hablar de una necrofilia un poco sui generis. Aunque este
tema no es el único que podemos encontrar en ellos. Hay diversas temáticas
entrelazadas con este tema principal. Algunos de los cuentos parecen más una
exposición de sensaciones que un relato en sí. A este respecto, sobre todo me
han llamado la atención dos de ellos (“El secreto” y “La flor azul”) que más podrían
ser calificados de descripción detallada del vestuario de una mujer japonesa
que de un cuento. Otros nos sorprenden derivando hacia un relato de terror (“El
caso del baño Yanagi”) o hacia una novela detectivesca (“El caso Crippen a la
japonesa”).
Lo que me ha parecido más curioso, al no estar familiarizada
con la literatura japonesa, es esa tendencia de la misma sobre la que se nos advierte en el
prólogo. Los cuentos japoneses no se cierran al final como lo hacen los
occidentales. No tienen un fin e, incluso, en nuestra visión, estarían
inconclusos, dejándonos un poco perplejos esperando un final al uso. Lo que en
un principio podría sorprendernos o molestarnos, abre la posibilidad de seguir
pensando en ellos e imaginarnos cómo podrían continuar, o, al menos, hacernos
preguntas sobre ello.
Debo destacar también la labor de recopilación que consigue
dejarnos un sabor agridulce a su finalización, cerrando con el relato que, a mi
entender, es el mejor: “La gata, el amo y sus mujeres”. Un tema en apariencia
sin importancia es expuesto desde diferentes perspectivas según el personaje
principal en aquel momento. Y la sensación de soledad que nos deja al final
está muy bien conseguida. Nos muestra a diferentes personas a través de lo que
los demás piensan de ellos, pero se completan con la visión que ellos mismos tienen
de sí mismos. Y así esa visión no es unívoca. Parecen actuar de un modo
llevados por unos sentimientos que no son tales y que, en el fondo, solo ocultan
la soledad en lo más profundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario