Lo primero a tener en cuenta es que se trata de la primera
novela del autor. Desde esa premisa podemos empezar a analizarla. Se trata de
una novela con dos partes muy diferenciadas:
1.- Escapada en las nubes: que se caracteriza por su
frescura y su rapidez. Es una historia auto conclusiva, aunque echamos en falta
algunas explicaciones al final que el autor deja a nuestra imaginación.
2.- Nicole y la máquina: esta segunda parte rompe el buen
ritmo que tenía la primera parte y nos introduce una serie de hechos que, en
principio, no sabemos si tendrán relación, con lo que nuestra sensación es de
que se ha perdido esa frescura y agilidad que tanto nos había llamado la
atención. Posteriormente los hechos comienzan a encajar y nos damos cuenta de
que el autor no ha querido contarnos todo. Lo que nos lleva a esbozar una leve
sonrisa cuando descubrimos quién es el personaje simplemente apuntado con su
nombre de pila. Hechos a los que no les vemos coherencia ni razón de su
aparición serán recogidos al final de la novela. Aunque el autor corre aquí el
riesgo de que nos parezca deshilvanada e incluso un poco pesada. Pero, conforme
nos acercamos a su conclusión, notamos que vuelve a coger ritmo para desembocar
en una escena rápida y sin pausa.
Desde esa premisa de la que he hablado al comienzo, podemos
pasar por alto el pequeño desorden y algunos fallos de autor novel como la
repetición de palabras muy seguidas que un buen corrector o editor hubiera
solucionado sin problema. Lo que ya no es tan fácil de pasar por alto es la
introducción de palabras y expresiones inglesas que, al suceder la acción en
Londres, no tienen sentido lógico. También empaña un poco su buen hacer la
introducción de onomatopeyas en las intervenciones del narrador que parece
rebajar un poco el nivel de la propia narración.
Pasando por alto estas cosas que podemos achacar a que, como
he dicho, es su primera novela, es un libro fácil de leer con una trama que no
decae demasiado manteniendo una tensión final de forma muy aceptable y que se
agradece después de la ruptura de la misma al inicio de la segunda parte.
Los personajes están bastante perfilados y los vemos crecer
en importancia a lo largo de la historia. Tal vez alguno de ellos se sale de lo
que esperaríamos de una época victoriana, pero otros son personajes típicos,
como el inspector de policía protagonista o su antagonista de la segunda parte.
Son personajes con los que pronto empatizamos y nos preocupa lo que pueda
pasarles. El compañero del inspector, por alguna razón que no llego a
comprender, me ha recordado al personaje que interpretaba Andy García en la
película Black Rain (la verdad es que no sé por qué, a pesar de su raza, lo
estaba viendo con ese aspecto). Se trataría del típico compañero del
investigador que tantas veces hemos visto y leído. La mujer que completa este
grupo central también podría unirse a la lista de acompañantes femeninas de
cualquier aventurero que se precie, que no son simples objetos, sino que
participan en la acción y ayudan en la solución de los problemas. Tal vez
echamos de menos una mayor profundidad en el antagonista al que se podría haber
sacado más partido alargando su intervención.
Con todo, la novela es un muy decente ejemplo de relato
steampunk que no nos desborda con tecnicismos ni teorías. Y las que hay han
sido ampliamente explicadas en otros relatos y no hace falta detenernos excesivamente
en ellas. De no haber sabido que se trataba de una saga, tal vez hubiéramos
echado de menos que se cerrasen unas tramas y que nos explicase alguna de
ellas, cosa que esperamos haga en novelas posteriores.
En resumen, una lectura ligera que consigue con creces su
misión de entretenernos e, incluso, se permite la crítica social.
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